PRESCRIBIÓ LA CAUSA DEL TRIPLE CRIMEN DE GENERAL RODRÍGUEZ
La causa por el triple crimen de General Rodríguez, en el que a partir del negocio del tráfico ilegal de efedrina fueron asesinados Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón prescribe este lunes, al cumplirse 15 años del hecho, sin que la Justicia haya podido descubrir al autor intelectual o identificar a nuevos implicados, mientras que el hermano de unas de las víctimas tiene tres hipótesis a partir de la investigación privada que hizo sobre el caso.
La ley establece como tope para la prescripción de la acción penal para este tipo de delitos los 15 años, que se comenzaron a contar desde que aquel 7 de agosto de 2008 cuando Forza, Bina y Ferrón fueron secuestrados, asesinados a balazos y, seis días más tarde, sus cuerpos descartados en un zanjón del partido bonaerense de General Rodríguez, en un hecho que luego se supo estaba ligado al contrabando de efedrina para los carteles mexicanos que producían metanfetaminas.
Con la causa prescripta para nuevos imputados, la jueza federal María Romilda Servini ya no podrá detener, indagar ni elevar a juicio a ninguna persona que hasta el momento no haya sido imputada en el expediente.
El empresario Ibar Esteban Pérez Corradi -principal apuntado en ese rol de ideólogo durante años-, tiene falta de mérito desde abril de 2021 en esta causa y es la única persona a la que le vence la prescripción ya que él fue indagado por el caso recién en 2016, tras ser extraditado desde Paraguay.
Diego Ferrón, hermano de la víctima Damián, aseguró a Télam que el caso le “cambió la vida por completo”, y si bien continúa trabajando como vendedor mayorista de cigarrillos, encendedores y naipes y como importador de artículos de pirotecnia, higiene femenina y hasta de juguetes sexuales, se convirtió en estos 15 años, junto al abogado penalista Miguel Ángel Pierri, en un investigador más del voluminoso expediente y tiene sus teorías sobre el caso.
“Nosotros, con el doctor Pierri, tenemos tres líneas investigativas sobre la autoría intelectual”, dijo Ferrón a esta agencia.
La primera que señaló “es la de Pérez Corradi” y, sobre este sospechoso, apuntó: “Por más que esté con falta de mérito, sí creemos que él pudo tener mucho que ver en este entramado. Quizás no él directamente como autor intelectual, pero sí como un partícipe del hecho”.
“La otra línea es la de Bina y su jefe, el narco mexicano Rodrigo Pozas Iturbe, que hoy está preso por mil kilos de cocaína. Ellos hacía tres años que traficaban efedrina hacia Guatemala y Estados Unidos en tachos de suplementos dietarios. Creemos que cuando se ponen a traficar con el otro mexicano, Jesús Martínez Espinoza, Pozas Iturbe lo pudo haber sentido como una traición”, explicó Ferrón.
“Y una línea más es la de los ‘servicios’, tanto exagentes de la SIDE o de la DEA, como efectivos de la Policía Federal o de la bonaerense, en funciones o exfuncionarios”, comentó el hermano de la víctima.
Todas estas teorías que tiene sobre el caso, Ferrón las expuso en un libro, titulado “Operación Crystal, el expediente secreto del triple crimen”, que escribió junto al periodista Agustín Ceruse y que será lanzado el próximo mes.
“Está basado en la causa, con detalles e información inédita, donde ustedes podrán sacar sus propias hipótesis sobre lo sucedido. Acá no hay fábulas ni información errónea, el libro repasa toda la investigación realizada. Podrán leer el oscuro entramado en el tráfico de efedrina, móvil que llevó a Forza, Bina y mi hermano a la muerte, y todas las personas involucradas hasta el día de la fecha para que cada uno saque sus conclusiones”, comentó
Más allá de que la causa hoy prescriba, Ferrón cree que “a pesar de que no alcanza, después de 15 años se hizo todo lo posible para trabajar y poder investigar quiénes fueron los autores intelectuales y también qué otros partícipes del hecho hubo, porque los hermanos (Martín y Cristian) Lanatta y (Víctor y Marcelo) Schillaci están condenados como eso, como partícipes necesarios, pero no sabemos quién los ejecutó ni en qué lugar preciso”.
El triple crimen ocurrió el 7 de agosto de 2008, cuando Forza (34), Ferrón (37) y Bina (35) desaparecieron tras haber ido a una reunión en el hipermercado Walmart de Sarandí, para participar de un encuentro presumiblemente vinculado con la venta ilegal de efedrina.
Se cree que, desde el supermercado, los tres hombres fueron llevados hasta la casa de Cristian Lanatta, ubicada en la localidad bonaerense de Quilmes, en base al análisis de la ubicación de los celulares de los imputados y las víctimas.
Los tres fueron asesinados de 16 balazos por la espalda y posiblemente arrodillados, por dos tiradores, uno de los cuales usó la propia pistola Taurus calibre 9 milímetros de Forza y el otro una marca Tanfoglio .40.
A Bina, como posible mensaje mafioso, también le amputaron una de sus orejas.
Los forenses creen que sus cuerpos fueron conservados en algún freezer hasta que los arrojaron en un zanjón del camino hacia Navarro del partido de General Rodríguez, donde fueron encontrados seis días después, el 13 de agosto, con signos de haber estado maniatados en algún momento con precintos.
En diciembre de 2012, los hermanos Lanatta y los hermanos Schillaci fueron condenados a prisión perpetua como partícipes necesarios de “privación ilegítima de la libertad y triple homicidio agravado con ensañamiento, y alevosía”.
Entre los últimos días de diciembre de 2015 y los primeros de enero de 2016, tres de esos condenados protagonizaron una fuga de película de la cárcel bonaerense de General Alvear y tras un sangriento raid fueron recapturados en Santa Fe.
En febrero de 2016, la causa del triple crimen pasó a la justicia federal y quedó a cargo de la jueza federal Servini, quien ya investigaba una megacausa por tráfico de efedrina.